20 Aug El amor propio
Desde hace una semanas siento que nunca tengo tiempo de descansar de verdad. Estuve tirando y tirando de mi cuerpo hasta el punto en que él mismo me paró.
Y lo sabia, pero no quise escuchar. Tenía planes, amigas, trabajo, entrenamiento, playa, surf, compras, limpieza de casa, compromisos y aún que estes cansada, aguantas y piensas “bueno descansaré en un par de días, que ahora no me da tiempo”. Pero luego, llegan esos hipotéticos momentos para dedicarte a ti misma, y algún compromiso más se añade a la lista, algún bonito imprevisto que llega a tu vida y al que quieres darle su espacio también. Y en lugar de desconectar, conectas más aún con los demás y no te das tiempo para recuperar, porque hay un programa mental impuesto. Un programa del día, de cómo tiene que ser o sí o sí. Por no querer decir que no a los demás. Y tu cuerpo, inteligente como lo es, se compensa, esperando que tu mente entienda las señales, te sigue, hasta un punto. Y tu coges el ritmo y le aumentas aún más la intensidad. Por miedo de perder algo, alguien, de no estar presente en todo momento. Como si se escapase algo por no estar ahí con todos y todo.
Como el cuerpo es sabio, te deja creer que tú lo tienes todo controlado. Es una máquina, aguanta y compensa. Hasta que entra en reserva de gasoil, te deja tirada ahi a mitad del camino con el chivato encendido y parpadeante desde hace ya un tiempo, avisándote que ya no hay más que puedas dar, aunque tu lo intentes. Y ahi sí, té para tu propio cuerpo. Porque no puede más con tu mente.
El poder de la mente, ya sabemos, es algo impresionante.
Y todas las veces tropiezo en lo mismo. Mi madre, desde que tengo uso de razón me lleva diciendo que baje la intensidad y el ritmo de vez en cuando. Y hoy, cuando me sentí de verdad que ya no había otra, que sí que estaba sintiéndome mal, que tenia que ir al médico, pensé en que hace unas semanas tenia que haber parado todo en ese momento preciso y no lo hice. Y entonces empieza el trabajo interno de aceptarte y perdonarte. ¿Por qué me dejo llevar hasta este punto??? ¿Qué hay detrás de esto??? ¿Por qué doy sin fin a todos y a quién tendría que dar más, ósea a mi misma, tengo ahí una perdida energética???? ¿Qué quiero demostrar??? Y ¿por qué???
Es evidente la necesidad de ser amada y reconocida. Como si todo lo que hiciera, sirviera para llamar la atención y ser más amada. Pero el amor de los demás no nos llena del todo. El amor viene desde dentro. Y va hacia dentro. HACIA MI MISMA. Y luego cuando estás lleno de ti, atraes tú misma vibración amorosa. Atraes abundancia.
Me desperté ya muy sensible esta mañana, tuve que hacer 2 mantras potente para enraizarme porque estaba por el aire. Y ahi conecté con recuerdos de la infancia. Momentos en que decidí que yo no necesitaba a nadie más, que yo sola lo podía todo. Cerré mi corazón al amor, porque me dolió algo en ese preciso momento y tomé una decision que afectaría a mi vida. Creé un patrón. Una máscara, una versión de automático. Da igual cómo la quieras llamar. Pero eso es. Y en esa edad, se cristalizar dentro de ti ideas que no tienen explicación lógica, ahora visto desde adulta. Pero formas parte de tí, muchas veces inconscientemente. Y salen a la luz para sanarse y liberarse porque ya son obsoletas y hay que vaciarse antes de llenarse. Así que agradezco mi niña interior por haber sido tan valiente. Hice lo que pude en esas circunstancias. Y estoy agradecida. Porque no hubiera sido la yo de ahora. La mujer adulta que soy ahora, reconoce, acepta, no juzga, agradece y perdona. El amor me lo doy a mi misma hoy. Cuidándome y dando tiempo a mi cuerpo a recuperarse. Respetando mis tiempos. Aunque los demás no lo entiendan. No es mi problema. Y a ver si ahora calibro mejor las cosas. Y hago orden, organizo mejor mi espacio energético. Respetarse es lo más fácil y complicado a la vez. Sin eso, no hay amor propio. Con eso hay equilibrio entre yin y yang, entre tu y yo, entre mi tiempo y tu tiempo, entre mi interior y mi exterior.
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